Evocando lugares exóticos y lejanos, el alambique Charentais se considera el más bello y atractivo de todos los alambiques y es el preferido por los mejores productores mundiales de Coñac. Este modelo posee tres potes, uno con forma de cebolla y los otros dos abovedados, que en su conjunto le dan una cierta peculiaridad. El vino se coloca en el pote del alambique (calentador) y en el depósito en forma de cebolla (precalentador). Cuando el vino se coloca en el calentador entra en ebullición, los vapores alcohólicos que se reúnen ahí se escapan hacia el recipiente de condensación a través del cuello de cisne que atraviesa el precalentador. El vino que se encuentra en el depósito en forma de cebolla es precalentado por el tubo llamado cuello de cisne que lo atraviesa y conduce los vapores de alcohol del pote hacia el recipiente de condensación. Finalizada la destilación del vino que se encuentra en el pote, se traspasa el vino que se encuentra en el precalentador hacia éste, a través de un tubo existente entre ambos para realizar una segunda destilación. Esta es la razón por la cual este alambique es conocido como sistema de destilación continua.
El destilado resultante de las dos destilaciones, “brouillis”, se deposita posteriormente en el pote para realizar una destilación final y obtener la llamada “bonne chauffe”, que se almacena en barriles de roble para que adquiera color, sabor, se reduzca el nivel de alcohol y se suavice.
La fábrica fue fundada en 1837 y está completamente activa desde entonces. Todo el arte y la habilidad de trabajar el cobre se transmitió más de tres generaciones, que han perfeccionando las técnicas tradicionales y los nuevos modelos de alambiques introducidos para que la fábrica pudiera acompañar los tiempos actuales. Actualmente contamos con una amplia gama de clientes que no abdican de la excelencia de los alambiques tradicionales. P>